TENDENCIAS DEMOGRÁFICAS EN EUROPA trends

DEMOGRAPHIC TRENDS IN EUROPEEuropa se enfrenta a retos particulares relacionados con el cambio demográfico y las instituciones, como la Unión Europea (UE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), están promoviendo estrategias y acciones para concienciar sobre la necesidad de apoyar y cuidar a las personas mayores y construir un consenso en todos los sectores de la sociedad con respecto tanto a la filosofía de la atención como a la forma en que la asistencia se proporcionará de la manera más eficiente.

Según el informe de la UE sobre envejecimiento 2015, los datos demográficos de la población europea cambiarán drásticamente en las próximas décadas, y las personas mayores representarán un porcentaje cada vez mayor. Se prevé que el porcentaje de ciudadanos mayores de 65 años aumente del 18% al 28% para 2060; el porcentaje de adultos mayores de 80 años aumentará del 5% al 12% durante el mismo período de tiempo. El informe mundial de la OMS sobre envejecimiento y salud 2015, ofrece una imagen completa de la situación.

Challenging TimesNUEVOS RETOS EN SALUD PÚBLICA

NEW PUBLIC HEALTH CHALLENGESEstas tendencias demográficas sugieren que habrá un aumento en la discapacidad y la dependencia relacionadas con el envejecimiento, lo que finalmente tendrá un impacto no solo en el bienestar de las personas afectadas sino también en la sostenibilidad de los sistemas de atención sanitaria.

Por lo tanto, es necesario reformar los sistemas de salud para abordar mejor los nuevos retos de salud pública, en particular las necesidades de las personas mayores. Datos recientes sugieren que la trayectoria de la discapacidad puede cambiarse, brindando la oportunidad a los adultos mayores de vivir vidas largas y sanas sin pérdida de la función.

Para hacer frente a estos retos es necesario cambiar nuestra mentalidad del marco conceptual actual de atención sanitaria a un nuevo perfil. Debe estar orientado a la función en lugar de a la enfermedad, a prevenir en lugar de reaccionar, a cuidar en lugar de curar, y a proporcionar atención continua e integrada en lugar de atención episódica y fragmentada.

Como consecuencia, los modelos de atención deben tener en cuenta la necesidad de acercarse a las personas mayores no sólo en términos de cura de las enfermedades sino también en términos de prestación de asistencia y apoyo para evitar el deterioro funcional, la fragilidad y la discapacidad. Aunque están relacionados, no existe una relación lineal entre las enfermedades crónicas y la función, siendo esta última el principal determinante de la calidad y cantidad de vida de las personas mayores.

FRAGILIDAD

La fragilidad se define como un estado de vulnerabilidad extrema a estresantes endógenos y exógenos que expone al individuo a un mayor riesgo de consecuencias negativas relacionadas con la salud, generalmente debidas a la interacción entre el deterioro progresivo de los sistemas fisiológicos relacionado con la edad y algunas enfermedades y afecciones crónicas, con la consiguiente disminución de la capacidad de reserva funcional.

Por lo tanto, la fragilidad no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, y se necesita un enfoque más fuerte en la detección temprana y el diagnóstico para la prevención temprana. La fragilidad debe ser adecuadamente evaluada y manejada porque es importante reconocerla como una condición distinta, independiente del envejecimiento, de las enfermedades crónicas y de la discapacidad.

La prevalencia de la fragilidad en las personas mayores que viven en la comunidad es del 10%, y del 44% para la prefragilidad. Estos resultados son consistentes, con datos procedentes del estudio longitudinal europeo más grande sobre el envejecimiento, la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (SHARE), que incluyó a más de 18,000 personas que viven en la comunidad con edad ≥50 años. Según SHARE, la prevalencia de la fragilidad entre los participantes mayores de 65 años es del 17% (rango por país 5% -27%), con datos sobre pre-fragilidad del 42% (rango por país 35% -60%), y una clara tendencia a aumentar de norte a sur de Europa.

También hay evidencia consistente entre los estudios de (1) una prevalencia creciente de fragilidad con la edad avanzada, con hasta el 35-50% de los mayores de 85 años identificables como frágiles, (2) una mayor prevalencia en mujeres que en hombres. Con frecuencia, se ha descubierto que la fragilidad está asociada a circunstancias socioeconómicas desfavorables, incluida la educación limitada y la pobreza.

Las cifras aumentan considerablemente en entornos clínicos y en algunos contextos de atención sanitaria (atención domiciliaria, residencias de ancianos, atención residencial). Según datos preliminares del estudio FRAILCLINIC (un estudio realizado en 5 hospitales en España, Italia y Reino Unido financiado por DG-SANTE), la prevalencia de la fragilidad en entornos clínicos alcanza el 60% para las personas mayores que asisten a salas de emergencia, 55% para aquellos que asisten a servicios de cardiología, 22% para aquellos sometidos a cirugía electiva y 36% para pacientes de oncología.

ACCIÓN EUROPEA PARA ABORDAR EL RETO DEL ENVEJECIMIENTO Y LA FRAGILIDAD DE LA POBLACIÓN

EUROPEAN ACTION TO TACKLE THE CHALLENGE OF POPULATION AGING AND FRAILTYEn el documento 2014 sobre el reto de la provisión de asistencia a largo plazo publicado conjuntamente por la CE y el Comité Europeo de Protección Social, la detección temprana y el manejo de la fragilidad se consideran uno de los principales elementos de la respuesta proactiva a la protección social contra la dependencia de la asistencia a largo plazo.

Entre otras respuestas proactivas de los EM, se mencionan “medidas preventivas para reducir el rápido aumento del número de personas mayores que necesitan asistencia a largo plazo, con un enfoque particular en la prevención de la discapacidad y la fragilidad”.

En el Informe sobre Envejecimiento de 2015, la CE y el Comité de Política Económica declararon que para hacer frente al reto planteado por el envejecimiento de la población se necesitarán medidas políticas decididas en Europa, especialmente en materia de reforma de las pensiones y sistemas de atención sanitaria y asistencia a largo plazo.

Por lo tanto, la reducción de la discapacidad y la dependencia a través de una acción adecuada contra la fragilidad debe estar a la vanguardia de todas las políticas para hacer frente al desafío del envejecimiento de la población. En consecuencia, las sociedades científicas, los ministerios de salud, la UE a través de su Asociación Europea para la Innovación sobre un Envejecimiento Activo y Saludable (EIP-AHA) y la OMS han propuesto varias estrategias complementarias para abordar este desafío desde una perspectiva de salud pública.

Cabe señalar asimismo que varios países de la UE han comenzado a promover diferentes estrategias, que van desde el desarrollo de programas completos hasta iniciativas locales orientadas a abordar la fragilidad y que muestran resultados prometedores. Varias organizaciones científicas y organismos gubernamentales han acordado que se necesitan estrategias basadas en la población para detectar la fragilidad y centrarse en ciertos grupos.

LA FRAGILIDAD EN LA AGENDA POLÍTICA DE SALUD PÚBLICA

Varias razones hacen que la fragilidad sea un tema importante para la salud pública. Sin embargo, la fragilidad aún no figura entre las prioridades de la agenda de salud pública.

  1. La fragilidad es una condición frecuente y la más común que conduce a la muerte;
  2. El proceso de fragilidad puede potencialmente prevenirse y tratarse, especialmente si se interviene en el momento oportuno;
  3. A pesar de su prevalencia, la fragilidad no se reconoce como un síndrome clínico o diagnóstico, o cuando se reconoce no se registra con frecuencia en los cuadros clínico

JAHEE, LA PRIMERA ACCIÓN CONJUNTA SOBRE LA PREVENCIÓN DE LA FRAGILIDAD

Todas las observaciones anteriores explican por qué existe una necesidad urgente de desarrollar medidas basadas en evidencia para hacer de la fragilidad una prioridad de salud pública. La preocupación por esta situación ha motivado a la CE y al Consejo de Europa, y a muchos de los Estados miembros a abordarla.

Por lo tanto, JAHEE es la primera Acción conjunta (Joint Action – JA) sobre la prevención de la fragilidad. Está cofinanciada por el Tercer Programa Europeo de Salud de la Unión Europea 2014-2020 y tiene un presupuesto de 3,5 millones de euros. Involucra a 22 Estados miembros y más de 35 organizaciones y tendrá una duración de 3 años.

El trabajo que JAHEE implementará es particularmente relevante en Europa en este momento, ya que abordará el cambio demográfico y las crecientes demandas asociadas de asistencia social y sanitaria, para reducir la carga de las enfermedades crónicas, fragilidad, discapacidad y envejecimiento, que son una prioridad para la UE y sus EM.

La Asociación Europea para la Innovación sobre un Envejecimiento Activo y Saludable (EIP-AHA), lanzada en el marco de la Estrategia Europa 2020, es una de las herramientas de la CE para hacer frente a los cambios demográficos de Europa.